Al cumplir 75 años, China enfrenta un desafío demográfico crucial: revertir la caída de su tasa de fertilidad, que en 2023 llegó a 1,0 hijos por mujer, muy por debajo de la tasa de reemplazo.
La natalidad en China está fuertemente ligada al matrimonio, pero la cantidad de bodas ha disminuido. En la primera mitad de 2024, solo 3,43 millones de parejas se casaron, un 12,5% menos que el año anterior, con la edad promedio del primer matrimonio subiendo a 31,39 años en 2023. Esto reduce los años fértiles de las mujeres casadas, afectando la natalidad. Además, el costo promedio de una boda, 45.594 dólares, junto con la dote en zonas rurales, complica la situación económica para las parejas jóvenes.
El cambio cultural también influye. Cada vez más mujeres priorizan su desarrollo personal y profesional, temiendo que el matrimonio y la maternidad limiten sus oportunidades. Criar a un hijo en China hasta la universidad cuesta unos 94.000 dólares, lo que, junto a la desaceleración económica, desanima a muchas parejas a formar una familia.
El envejecimiento poblacional es otro reto: se espera que en 2035 haya más de 400 millones de personas mayores de 60 años, lo que ejercerá presión sobre los servicios públicos y la seguridad social. La población de China ya está en declive, con una caída de 0,14% en 2023.
China deberá encontrar soluciones innovadoras para revertir esta tendencia y evitar una crisis demográfica.